Quien ha ido a un campamento de verano alguna vez, seguro que vivió experiencias inolvidables. Quizás éste sea el motivo por el que cada año sean más las familias que deciden llevar a sus hijos a un campamento. La oferta crece conforme exige la demanda y hoy en día existen variadas opciones para apuntar a los niños a distintos campamentos. Así, tenemos campamentos deportivos, de multi-aventuras, de idiomas, en la montaña, en playa o en el campo. Pero, lo que desean los padres es que su hijo se divierta, aprenda a relacionarse, comparta actividades, gane autonomía y, sobre todo, viva nuevas y enriquecedoras experiencias.
El objetivo de los campamentos es aprender, que se diviertan y lleven toda la experiencia adquirida a su vida cotidiana. Durante los 5, 7, 15 o más días que un niño esté en un campamento, tendrá la oportunidad de aprender a:
- Vivir en cooperación
- Socializarse e integrarse
- Mejorar la comunicación
- Expresarse
- Convivir
- Trabajar en grupo
- Desarrollarse espiritual y personalmente
- Experimentar la libertad
- Crear y participar.
Un tiempo de vacaciones para los padres
Los campamentos también permiten que los padres puedan estar solos por unos días, libres de las innumerables obligaciones diarias con los hijos. Estar unos días alejados, padres e hijos, también suele ser favorable para la relación. Los niños aprenderán a dar más valor a lo que tienen (en todos los sentidos) y los padres descansarán y renovarán sus energías.
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