Canalizar la energía de las niñas y niños vallecanos y hacerles mejores personas, es parte del pensamiento de Liliana Farias, directora de la Asociación y Escuela de Artes Marciales Bushikan. Esta mujer, caraqueña de nacimiento pero vallecana de adopción, cuenta con una trayectoria apabullante en el mundo de las artes marciales. Practicante de todas las modalidades imaginables y cinturón negro en muchas de ellas, quiere demostrar que la práctica de estos deportes ayuda a una vida sana y a mejorar la calidad de vida de personas con algún tipo de problema.
- Tus alumnos del gimnasio te ven como su profesora, su sensei, pero tienes un palmarés deportivo impresionante que a lo mejor muchos de ellos desconocen…
- Siempre he participado en campeonatos al máximo nivel. Lo hice en Venezuela, Trinidad y Tobago, Estados Unidos y otros muchos países. Y a partir del año 2000 en Europa. Tengo dos hijos, y en Venezuela se da el único caso que ellos y yo, los tres, somos campeones del mundo.
- ¿Siempre te atrajo el tema de la enseñanza de las artes marciales?
- Comencé a practicar artes marciales a los 16 años en Venezuela, y ya siendo cinturón verde comencé a dar clases a 35 niños. Después llegué hasta el cinturón negro. Tengo el título de instructora diamante de bushikan, que significa ´escuela de guerreros´. He abierto una escuela en Puerto Rico junto con Juan Burgos y otra en Venezuela con mi hijo Wilson.
- ¿Cuándo decides venir a España?
- Llegué a Madrid en 2007. Vine con la idea de seguir entrenando y enseñando.
- ¿Por qué decides montar el gimnasio en Vallecas?
- Porque fue donde llegué. Creo que el destino me trajo aquí. Puse aquí el gimnasio registrado como una asociación, pero antes ya impartía clases en centros culturales, parques… Quiero seguir en el arte marcial porque es un sistema de vida.
- Se dice de las artes marciales que inculcan muchos valores, ¿cómo cuáles?
- Hay unas normas, disciplina, una vida correcta. Practicamos la vida sana, ninguno fuma, comparten grupo de amigos. Aquí dentro somos algo más, yo digo que somos hermanos marciales, yo te defiendo y tú me defiendes a mí. Aquí los mayores tienen que defender a los más pequeños.
- Te gusta mucho trabajar con niños hiperactivos…
- Un niño hiperactivo presenta, entre comillas, el ´problema´ de ser inquieto, preguntar, tocar todo, llorar mucho. No duerme, pega a compañeros, rompe los lápices, los cuadernos, se puede tirar toda la noche sin dormir. Para mí un niño hiperactivo es el que nace con una inteligencia extrema, unas energías extremas. Hay que canalizar sus energías y su inteligencia. La hiperactividad no es un problema, no es una enfermedad, es una necesidad de enfocarles sus energías, que las quemen, darles trabajo para que su mente busque las soluciones y desarrollen su inteligencia.
- ¿Y cuál es la mejoría?
El trabajo que desarrolla con niños y adultos en su escuela, basa el desarrollo físico y emocional en el respeto al sensei y a los valores tradicionales de las artes marciales.
- Desde el más pequeño hasta el más grande se normaliza. Eso qué quiere decir, pues que mejora en los estudios. La primera norma para poder estar conmigo es ser buen estudiante. El kárate debe ser una afición, y si queremos ser deportistas de alto nivel debe ser un buen estudiante. Empiezan a dormir, algunos incluso se han quitado la medicación. Antes se acostaban a los 2 de la mañana y ahora se vienen durmiendo a las 9 de la noche.
- ¿Y los padres lo notan?
- Hay quien me ha traído un informe de felicitación por los logros que hemos tenido con estos niños
- ¿Qué tal lleva una caraqueña su integración en un barrio como Vallecas?
- Llevo ya cuatro años aquí y me considero vallecana de adopción porque quiero hacer mi vida aquí. Quiero terminar los años que me quedan de vida aquí. Me gustan los barrios humildes, que es de donde salen los deportista de élite.
- Que actividades se pueden practicar en tu gimnasio.
- Artes marciales, pilates, yoga, danza del vientre, aerobic y muchas otras actividades. Masaje terapéutico basado en contracturas, esguinces… También el reiki, que son masajes energéticos, muy conocidos. Procede del Japón, de los antiguos samurai. Yo terminé mis artes marciales con un japonés y aprendí mucho de ellos.
- Para todas estas actividades ¿hay plazas disponibles?
- Hay plazas para todas las actividades porque voy abriendo horarios según las necesidades; me gusta trabajar con grupos reducidos porque puedes personalizar el trabajo y ayudar a niños, jóvenes y adultos. En clases de pilates por ejemplo, tengo muchas chicas y chicos con problemas de hernias discales. Es un ejercicio apto y totalmente seguro para evitar que las hernias discales sigan creciendo o se operen. Y a quienes están operados les vuelve la flexibilidad y la fortaleza.
- ¿Cuentas con los medios necesarios para llevar a cabo tu trabajo?
- A veces tenemos niños que son del barrio y no tienen dinero para ir a los viajes a competir. Nos gustaría tener un patrocinador, ahora vamos a una competición de alto nivel en Irlanda y tengo niños con muy pocos recursos pero que son muy buenos. Es una competición de altísimo nivel porque van los mejores del mundo y nosotros vamos representando a España, y es más, todos son vallecanos. Me gustaría conseguir un poco más de apoyo a la asociación, no en dinero, pero si la ayuda para el avión, los hoteles…
- ¿Cómo definirías la práctica de las artes marciales?
- Enfocar las artes marciales no como un deporte nada más, sino como salud para sus hijos, es como una inversión a largo plazo. Vas a sacar a tu hijo de las drogas, el alcohol. El deporte nunca es gasto, al padre cuando le decimos que debe comprar sus protecciones debe verlo como una inversión. Es para tu hijo, porque en el futuro vas a tener un profesional y un hijo sano.
- Dime algo que te llamara la atención cuando llegaste a España.
- Me impactó cuando llegué ver cómo los hijos le hablan a sus padres, la manera en que se expresan, no hay respeto. Los hijos parecen ser los padres y los padres parecen ser los hijos. Una de las cosas que yo trato de rescatar aquí es que los niños traten a sus compañeros y sensei con respeto, con educación, manteniendo un poco las normas.
- ¿Notas mucho la crisis?
- Hay niños aquí que la madre colabora con 15 euros, pero lo trae. Yo le digo ¿cuánto puedes pagar? Tráemelo. Lo importante es él. En cada clase termino con una charla, les pido que sean mejores, algunos salen llorando porque les hablo de los problemas de droga, prostitución o sexo, porque no entiendo que haya padres que no les comentan estos problemas a sus hijos por tabús. No puedo esperar a que estos niños salgan a la calle y se encuentren con estos problemas.
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